martes, 15 de julio de 2014

Guardiola determina quién gana el Mundial

Por Raúl S. Saura


Uno en el minuto 113, otro en el 116. Uno del Bayer, otro del Barça. Alemán y español, Brasil 2014 y Sudáfrica 2010: Götze e Iniesta, presente y (qué rápido) pasado en la historia de los Mundiales. Y un punto en común: Josep Guardiola, su entrenador.
Quizás suene forzado, pero no podemos negar que los dos talentosos futbolistas tienen un punto en común en el catalán, indudablemente incluso para sus adversarios, uno de los mayores entrenadores del globo sino el mejor. Es cierto, podréis decir, que sí tienen en sus vidas a Guardiola en el momento de ganar el mayor campeonato deportivo, pero suena a rebuscado. Quizás, nobles incautos, pero estamos hablando de que Guardiola determina quién gana el Mundial, no lo desechemos a la ligera. 
Tras muchos años de éxito incontestable de la Roja, muchas selecciones se quedaron a las puertas de la gloria ante el avance de los hispanos. Holanda, Italia, Francia... pero si hubo un combinado nacional que sufrió en sus mismas carnes a España con mayor intensidad es Alemania. Una final de Eurocopa, semifinales de Mundial... los bávaros han claudicado muchas veces, sin mayor obstáculo para alcanzar la gloria que su nueva archienemiga en el mundo del fútbol. Ahora que la Roja ha quedado fuera de juego resulta lógico que Alemania haya ganado un Campeonato Mundial 24 años después. Nombres y estrellitas aparte, por un lado tenemos al tikitaka y por el otro, al tikitaken. El sistema de juego inculcado por Del Bosque y Löw no puede parecerse más: pases endiablados, mucha velocidad de balón, sólida defensa atrás, combinaciones de infarto en el área rival y unos centrocampistas creativos, cerebros, maquinaria y pluma del equipo. En efecto, el estilo es, mayormente, el mismo. El holandés, valga la gracia.
Más allá de ello, pensemos en los referentes de ambas selecciones ganadoras. Se fundieron la elástica roja en 2010 Iniesta, Xavi, Busquets, Pedro, Piqué, Valdés... se fundieron la germana este verano Götze, Neuer, (todavía) Kroos, Müller, Schweinsteiger, Lahm... el núcleo duro de ambas selecciones queda conformado por, es una realidad, jugadores del Barcelona y Bayer de Munich. Equipos que, curiosamente, están entrenados en ambos momentos por Guardiola. Quien mantiene por ideario futbolístico, curiosamente, el mismo. 


Con esto no quiero decir que los bávaros descubrieron el fútbol de asociación con el catalán. No, Löw insistió mucho por ahí y ahora se ve recompensado por ello. No, Aragonés ya jugó en 2008 como el histórico Barcelona de Guardiola, no procede de él. Pep no lo ha inventado, como tampoco lo hiciera Cruyff ni Rinus Michels, quizás sea anterior a la Austria de los años 30, tan antiguo como el balompié. Pero con el técnico lo que obtenemos es la confirmación total del éxito de este sistema de juego, el triunfo combinado con la estética, ganar gracias al estilo y no pese al estilo. Es Guardiola, en su exigencia con sus pupilos, quien logra sacar mediante la motivación lo mejor de ellos. Imprimidos ya en una dinámica ganadora, los deportistas de Barça y Bayer arriban a sus concentraciones aún con las máximas guardiolistas frescas y, a la vista de los entrenadores patrios de los resultados que producen, delegan felizmente en ese sistema sus opciones de ganar. No siempre ocurre, cierto, pero muchas veces sí. 
En resumidas cuentas, el paso de Pep por distintas ligas puede decidir el futuro de las selecciones en el Mundial de turno. Es su estilo y la atracción tanto científica como religiosa que genera (el Pitágoras del fútbol reirán algunos, pues sí) los que motivan a los deportistas y les colocan en la senda de un triunfo que, como siempre, depende de ellos. Llevamos dos de dos, reconozcámoslo. Ahora, para Rusia 2018, queda por preguntarnos si Guardiola marcha antes a Inglaterra o Italia, combinados muy lejos de levantar el trofeo en estos momentos, si regresa a España y revive una selección herida de muerte. Si permanece en Alemania y su liderazgo en el panorama internacional continúa. Los números han ido acompañándole, quién sabe lo que ocurrirá cuando se decida por entrenar algún país. En cualquier caso, la senda de Guardiola ha decidido en parte el éxito de dos selecciones distintas con un mismo estilo y mismos jugadores (en tanto homologables). 
Queda por ver lo que la Historia dice de lo que yo escribo aquí. 

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