jueves, 10 de julio de 2014

LA ILUSIÓN QUE ME CONDENA

Por Enzo Garay

Romero se convirtió en el héroe de la semifinal Argentina-Holanda

“¡VAMOS ARGENTINA CÁRAJO!”: Es lo que suena en cada garganta argentina. ¿Cómo empezar? ¿Cómo hacer para pasmar millones de sentimientos y sensaciones en un documento de texto? Permítanme decirle, amigos míos que esto es increíble. Es que en ningún país del mundo se vive el fútbol como en Argentina, fútbol significa alegría, fiesta. Y más un día como hoy, 9 de julio, día de la independencia; aún no podemos creer, después de 24 años de ni si quiera estar en semifinales a estar en una final. Estoy con lágrimas en los ojos, atónito ante semejante acontecimiento, internet explota, todo el pueblo sale a las calles, no importa el frío, ni las diferencias, hoy todos somos argentinos.
  Pero es importante tomarse un tiempo, respirar hondo y pensar gracias a quienes estamos acá. Increíble, indescriptible la labor de Macherano, él es un león, unos huevos –como decimos acá- enormes, peleando cada pelota como si fuera la última, de repente cierro los ojos y se me vienen imágenes de la pelota salvada ante Robben en el minuto 90’. Todos fueron parte de esta victoria, es que demostró este equipo que no es solo Messi, ni más ni menos que depende de él. Romero se convirtió en Goycochea, sí, como en Italia 90’. A Sergio Romero el tiempo le dio la razón, nadie ajeno al tema podría imaginarse las barbaridades que se dijeron de él, quizás es por eso que sus ojos se llenaron de lágrimas en el momento de que Maxi Rodríguez convirtió el gol del penal. Rojo, también criticado por medio país demostró estar a la altura para jugar un mundial. Increíble como un Robben que parecía una bestia que se iba a comer a todos, fue neutralizado en cada tramo de la cancha, los defensores le jugaron de igual a igual, no pudo superar a nuestra defensa. Todos formaron parte de una labor increíble, porque créanlo, acá hay trabajo y muchos pero muchos huevos.
        Lo demás, es puro sentimiento. Trato de ser lo más objetivo posible, pero no puedo serlo. No puedo ni si quiera igualar una pizca de lo que siento. Nunca había visto a Argentina en semifinales, y mucho menos en una final. Dos generaciones fueron las que nunca habían visto a la Argentina en estas instancias. Y ahora más que nunca hay que seguir soñando, nosotros, los que podemos, porque ellos, los jugadores mañana mismo tienen que seguir trabajando mucho. No me alcanzan las palabras, no sé qué más decir. Discúlpenme, pero hoy no puedo. Gracias por todo al plantel de nuestro país. Eternamente agradecidos todos. Todos los argentinos somos muy pasionales, pero hoy más que nunca, es hermoso vestir con orgullo la camiseta de nuestro seleccionado, nadie más que un argentino podría describirlo, pero realmente, ni yo puedo, estoy muy emocionado. Se viene una Alemania muy dura, mientras tanto hay que disfrutar, eso es otra historia. 

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